Por Ramón Peralta
La imagen que vemos de algunos dirigentes del PLD promoviendo a Cabrera como diputado me da la impresión de que no solo cuenta con su consentimiento, sino que él también participó en el diseño de la misma, lo que confirma que su aspiración a diputado es oficial.
Desde el punto de vista de Abel Martínez, es correcto lanzar a Cabrera al ruedo político, ya que no habría motivos para movilizar a la estructura local en el tercer domingo de mayo con un candidato presidencial que ocupa un lejano tercer lugar, a menos que tengan un candidato a diputado que les motive. Lo único que podría mover plenamente esa estructura local es que su líder esté en la boleta por un puesto legislativo.
Otro punto que pudo ver el candidato presidencial del PLD es que las elecciones municipales se celebran tres meses antes que las presidenciales, y para los partidos es muy importante realizar un buen papel en esa contienda electoral. Si Cabrera compite para esas elecciones de mayo, es muy probable que todo su equipo trabaje de manera militante por el candidato alcalde de su partido, para recibir luego el apoyo de Luis Alberto.
Cabrera es un político experimentado, y quien analice mínimamente su mente, sabe que nunca se retirará. Él dejó la presidencia del PLD en la circunscripción 2 para hacer política sin ataduras institucionales. Aunque no tiene nada que probar después de 14 años como gran diputado, no es menos cierto que la idea de que se sacrifique como candidato a diputado sin contrincantes internos de su peso es una oferta que no podía rechazar, y por supuesto aceptó complacido.
Esos seguidores de Cabrera que estaban a punto de dispersarse hoy se cohesionan alrededor de él y pueden mantener a un partido en cuidado intensivo que agoniza y se niega a morir.
Quizá algunos malintencionados crean que él incentivaba al Boli a que se lance como alcalde para que le deje esa plaza suelta y deshacerse del único contrincante que podía quedarse con la única curul legislativa a la que aspira el PLD en la circunscripción 2 de Santo Domingo Este. En mi caso, pienso diferente y creo que no hubo maquinaciones por parte del exlegislador. Creo que fue una decisión del candidato presidencial y que Cabrera la aceptó con mucho gusto.
Luis Alberto, como candidato a alcalde, permitirá de manera entusiasta que sus dirigentes se coloquen donde Cabrera lo vea, porque tener al equipo de ese veterano exlegislador contento es su única garantía de conseguir en febrero un ventilador que le dé oxígeno a un partido que agoniza en su lecho de muerte.