Por Ramón Peralta
Esta tarde recibí la agradable llamada de mi hija para preguntarme por un homenajes que vio en la redes sobre Misael Lapelle y le dije que ese no era el centro de la reunión y le expliqué que un regidor que va a competir por ultima para una reelección entiende que Misael es la persona con el talento, la preparación y el carisma para un relevo generacional exitoso y ocupar esa curul a partir del 2028 y que de manera improvisada lo llamó para reconocer en público a ese joven.
La respuesta de Nicole me sorprendió gratamente. Ella comentó: «Papi, cuando vi el video de él hablando en el acto de Leonel y escuché los elogios del presidente, pensé que la Fuerza del Pueblo lo iba a utilizar como vocero a nivel nacional». Esta reflexión de mi hija me hizo comprender las razones detrás del homenaje de Winston Báez a Misael. Es evidente que este joven posee un liderazgo político excepcional, como un diamante electoral que la Fuerza del Pueblo aún no ha sabido explotar.
Misael es atento, servicial y carismático, y su discurso logra sumar votos. Cuanto más la gente conozca a jóvenes carismáticos y con valores como él en la política, más se estimulará la participación de la juventud en la toma de decisiones estatales.
Este joven está comprometido con sumar y multiplicar esfuerzos para su equipo, algo fundamental en la política. Quienes suman y multiplican siempre serán imprescindibles en este ámbito.
En este escrito, no solo quiero felicitar a Misael por su brillante trayectoria en su joven carrera política, sino que también deseo reconocer y felicitar a dos personas que han sido clave en su ascenso. En primer lugar, mi felicitación va para Winston Báez por su valentía al reconocer públicamente el talento de Misael. Es importante que los líderes reconozcan y apoyen a jóvenes con potencial como él.
En segundo lugar, mi reconocimiento va para el diputado Rafael Castillo, quien tuvo el buen ojo y la sabiduría de descubrir esta joya política y darla a conocer frente al presidente de su partido, Leonel Fernández.
En conclusión, Misael Lachapel es un líder emergente cuyo potencial y habilidades son indiscutibles. Su carisma y compromiso para sumar y multiplicar lo convierten en una figura política invaluable para el futuro. Es fundamental que la Fuerza del Pueblo y otros partidos políticos reconozcan y promuevan a jóvenes como él, para estimular la participación y representación de la juventud en el panorama político del país. El liderazgo de Misael es una esperanza y una oportunidad para un cambio positivo y una renovación en la política dominicana.
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