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La conspiracion perfecta del 1 de octubre en SDE

Por Isaura Estévez

Fue increíble que, sacando su equipo, más candidato a regidores que los otros tres aspirantes juntos, él haya quedado en último lugar. Un amigo me dijo: «Su modelo de gestión honesta y transparente no encajó en los actores políticos que veían el ayuntamiento como un botín para repartírselo entre compañeros».

Desde antes de la toma de posesión, el sistema clientelar de su propio partido lo enfrentó y, desde el primer día de su gestión, adversarios visitaban todos los días las más altas instancias de poder para quejarse en su contra. El número uno solo decía: «Él es complicado y terco».

En los medios, sus adversarios internos decían que él no era del partido y los funcionarios en puestos clave, así como la mayoría de empleados, eran de su partido. Pero, en el fondo, estaban descontentos porque querían que repartiera los recursos del ayuntamiento como un botín de guerra.

Los dirigentes del más alto nivel de su partido mandaban de madrugada a lanzar basura en camiones y camionetas de basura en medio de las avenidas porque algunos querían contratar obras sin ser ingenieros. La familia más poderosa del país se quejó en la más alta instancia de poder, porque ese hombrecito flaquito y terco se oponía a que se adueñaran de bienes inmuebles del municipio.

La lucha contra grandes mafias que se adueñaban de los bienes municipales le costó el repudio de su propio partido. En la conspiración perfecta, le bloquearon el hospital general del municipio y el estadio de béisbol en el que el alcalde había conseguido financiamiento. Desde el poder, le boicotearon una solución al tema de la basura que convertiría el producto en energía, y el ayuntamiento iba a ganar millones de dólares en beneficio de la comunidad. Alguien dijo: «Señor presidente, si dejamos que este señor haga eso, hasta va a querer ser presidente».

En la conspiración perfecta, algunos funcionarios cercanos del partido se encargaron de alejarle todos los aliados serios externos que tenía, y luego, al quedarse sin aliados externos, intrigaban para dañarle su relación con el partido.

En los actos del municipio, el protocolo del número uno tenía orden de sentarlo lo más lejos posible de quien ostenta el máximo poder. El gran problema de la conspiración perfecta es que los grandes habían escogido el método de las encuestas para elegir a todos los candidatos a alcalde del país, y para solucionarlo pusieron varios dirigentes de municipios a exigir convención en Santo Domingo Este.

Mientras desde el poder le decían a él que no se preocupara, que ellos lo respaldaban, en la práctica le estaban dando insumos económicos a sus contrincantes. El último día de campaña, las más altas instancias del poder se inventaron celebrar el día de la Biblia en la casa de gobierno con el elegido del poder político.

La mañana del primero de octubre, todos los centros de votación amanecieron con costosas carpas de un precandidato comerciante de la fe y una multitud de personas pagadas del Distrito Nacional y Santo Domingo Norte, con gafetes que tenían la imagen del elegido. Para rematar, los otros dos precandidatos que se unieron a la conspiración manejaban recursos que ni vendiendo sustancias prohibidas se justificarían.

En la conspiración perfecta, más de la mitad de sus aspirantes a regidores se confabularon con otros precandidatos, y muchos de los supervisores de los delegados lo mandaron a bandos contrarios. En definitiva, los resultados tan favorables para sus regidores y que los demás precandidatos estuvieran por encima de quien más concejales indican que la conspiración perfecta contó con la traición de muchos colaboradores que negociaron la honestidad de su líder y lo vendieron por cargos electivos en lugar de pocas monedas.

 

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