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Los secretos del alcalde

Por Ramón Peralta

La noche del 31 de octubre de 1983,  Altagracia lloraba junto a su hijo Carlos de 17 años y su hija Elena  de 15 abriles por el noveno aniversario de la desaparición  en el bosque misterioso de su pequeña hija Minerva de apenas 4 años  y justamente el décimo tercer  aniversario de la muerte oscura de don Carlos Puente  esposo de Altagracia, quien era un policía que estaba  investigando un caso secreto que nunca le revelo a su esposa  y  apareció decapitado  cerca del bosque misterioso  sin conocer a su pequeña hija Minerva de apena dos días de nacida.

El pueblo del Este  tenía un gran aprecio por esa humilde familia, especialmente  por la viuda que había sabido ponerle el pan en la mesas a sus hijos,  haciendo todo tipo de trabajos honrados sin importar la dureza de los mismos,  aunque de vez en cuando planchaba sabanas con la espalda en compañía  de  algunos compadres y maridos de sus amigas.

El joven Carlos había terminado la educación básica como el mejor estudiante del pueblo y tenía como referente a seguir que era   el alcalde del municipio,  un hombre muy serio y responsable que a pesar de su enorme fortuna había dado  la mitad de su vida a su pueblo sirviendo desde el puesto que había ganado hace 25 años y desde entonces en cada elecciones se había reelecto sin tener oponente y era apoyado por todos los partidos, políticos, ya que había convertido una aldea sucias y de gentes moribundas en un pueblo limpio y organizado.

El alcalde Jaime Mejía había construido con recursos propio del cabildo un pequeño hospital y los ocho médicos que tenía el pueblo se habían graduado gracia al programa de becas otorgado por el ayuntamiento para estudiar en la ciudad.

Los ciudadanos del Este eran personas de bien, quienes no dudaban en ayudar a los demás, pero había un problema que intranquilizaba al pueblo y eran las extrañas desapariciones de personas que penetraban al bosque misterioso.

El municipio es muy extenso y con una amplia zona boscosa que nadie se atrevía a penetrar

Para evitar   desapariciones el alcalde había prohibido a sus ciudadanos acercarse al bosque misterioso que estaba al norte del pueblo, ya que como hombre sensible le dolía la vida de cada uno de los  57,000  habitantes del poblado del Este.

Carlos esperaba con ansia cumplir los 18 años para obtener un empleo y así ayudar a su mama y su hermana, por fin llegado el día de tan anhelada fecha no pudo disfrutar el momento ya que se anunció la desaparición de otra niña a quien vieron por última vez cerca del bosque.

El primer trabajo del joven Carlos fue de leñador informal y a pesar de que las leña era cortada sin penetrar en las profundidades del bosque se trataba de un empleo muy difícil que requería mucha valentía debido a la peligrosidad que representaba ese Bosque Misterioso, que se había tragado decenas de personas, además trabajaba en un área prohibida por las autoridades.

Una mañana mientras cortaba leña vio un hombre vestido de negro con un sombrero enorme y un antifaz   que le cubría ¾ de la cara,  hablando con una niña  de uno 5 años, la cual llevaba puesto un vestido rojo, pero siguió su trabajo de manera normal  y en el último viaje de leña vio al hombre, pero esta vez solo, luego entro un poco al bosque y vio algo rojo, muy parecido a la vestimenta de la niña que había visto hace unos instantes acompañada del hombre del sombrero, sin embargo la imagen roja fue desapareciendo a pesar de que él no había quitado la vista del lugar.

Al terminar la jornada de trabajo se dirigió al mercado con el dinero que había cobrado y vio una señora llorando desconsoladamente y le pregunto que le sucedía y esta le informo que se le ha perdido su niña y la describió vistiendo un vestido rojo y que tenía 5 años cumplido. Carlos al escuchar la descripción de la señora se quedó frisado y sin comprar nada caminó hasta su casa, donde nervioso le contó a su madre lo acontecido de ese día.

Dos semanas después la niña fue declarada muerta y Carlos se sintió culpable por no haber hecho nada el día que la vio con el hombre del sombrero negro.

Carlos siguió haciendo su vida normal con el dolor de no haber salvado una vida.

Un día mientras caminaba a su trabajo vio al alcalde parado hablando con una señora mayor que le pedía dinero para comer, cuando de repente vio un carro descarrilado sin freno que iba en dirección al alcalde y la pedigüeña, sin pensarlo se abalanzo a ellos derribándolo con un salto espectacular salvándole de ser atropellado por el vehículo.

El síndico le pregunto el nombre a su salvador y al darse cuenta de que el joven realizaba un trabajo muy duro y mal remunerado le ofreció empleo sin especificar que se trataba, pero sea lo que sea era mucho mejor que arriesgar su vida cortando leña cerca del  Bosque Misterioso.

Carlos fue a su casa danzando de  alegría,  dándole la buena noticia a su madre su hermana, ellas también brincaron de felicidad, ya que los hombres que trabajan para el alcalde les va bien por lo generosos y potentado que es él.

A la mañana siguiente Carlos se levantó temprano y fue directo a la casa del funcionario.

Inmediatamente lo pasaron a la oficina. – Señor alcalde vine como me lo pidió. -Ok ya tengo el trabajo adecuado para usted, pero ante quiero que empiece ordeñando las vacas

– Muy bien. Respondió el joven con intensa emoción.

– Tengo el presentimiento de que eres un joven responsable que llegara muy lejos a mi lado.

Pasaron seis meses en completa tranquilidad sin ninguna desaparición de persona y Carlos por su responsabilidad y trabajo tesonero había sido ascendido a capataz de un grupo de peones que ordeñaban vacas y hacían trabajos diversos en la finca.

Una noche Carlos al salir del trabajo, fue a comprarle un regalo a su madre y cuando iba a mitad de camino vio una sombra cerca del bosque que le llamo la atención, entonces se escondió descubriendo que era el mismo hombre del sombrero negro que vio aquel día de la desaparición de la niña, esta vez se armó de valor y decidió perseguirlo hasta el final sin importar las consecuencias, pero el hombre se le perdió dentro del bosque auxiliado por la oscuridad

de una noche sin luna.

Siguió su camino pensativo y al llegar a su vivienda, la madre le pregunto -¿Qué pasa Carlos, porque tardaste tanto en llegar a la casa?  estábamos preocupado.

-No mami todo está bien fue que me desvié un poco para comprarte un regalo. Elena interrumpió a la madre e hijo para decir – y mi regalo. -Para ti estoy ahorrando con el fin de mandarte a estudiar a la ciudad.

A la mañana siguiente Carlos inició su jornada de trabajo normal y su madre como todos los sábados le hacía comida y se la llevaba personalmente, ya que en el fin de semana no cocinan en la casa del alcalde para empleados, pero esta vez mandó a su hermana lo cual sorprendió al joven quien asustado preguntó – ¿Qué paso, porque te mandó a ti? – Mama amaneció con gripe, pero no te preocupe que mejorara. –  Está bien, entonces déjame presentarte al patrón. Elena se llenó de emoción porque solo conocía por foto al alcalde.

Se apretaron las manos y se miraron fijamente  y la joven sintió que los latidos de su corazón se le aceleraban y la sangre le corría como un río desbordado, una mezcla de admiración, terror y  aprensión sintió al apreciar como la mirada del concejal penetraba en ella.

Después de la presentación despidió a su hermana y ya solo el alcalde le dijo -Me iré por el resto del día a la ciudad y usted se quedará al mando. Carlos asintió con la cabeza sin abrir la boca.

Durante todo el día trabajaron tranquilo con el patrón lejos y al terminar sin novedad la jornada de trabajo salió rumbo a su casa donde se sorprendió al ver sola a su madre, quien le dijo que Elena no había regresado desde que salió a llevar la comida, sin dudar salió rápidamente de la casa en busca de su hermana, pero no tenia rumbo y busco al alcalde que había regresado y le explico de la desaparición de su hermana, entonces el síndico  como buen hombre, solidario ordenó a todo su personal salir en  búsqueda de la hermana de su mejor empleado.

El domingo amaneció soleado nadie en el pueblo había dormido con la desaparición de Elena, así que Carlos salió temprano a continuar la búsqueda de su hermana preguntando a todo el mundo por ella tratando de averiguar cuál fue la última persona que la vio.

Al caer la tarde se sentía cansado y sin esperanza de encontrar a su hermana cuando vio al hombre del sombrero negro, su corazón envió un latido de ilusión, pero el hombre al percatarse de la presencia de Carlos corrió hacia el bosque, internándose en lo más profundo de la floresta.

Carlos  no se dio por vencido y decidió penetrar hasta el último rincón del monte, corriendo y gritando el nombre de su hermana. El cansancio lo venció, quedando dormido en medio de la arboleda a merced de cualquier animal salvaje.

Un rayo de sol despertó a Carlos quien desorientado caminaba hacia el polo que le indicaba su corazón dispuesto a no salir del bosque sin su hermana.

Durante su recorrido Carlos vio una choza abandonada que tenía una cama destartalada y sucia que ni el más indigente dormiría, sin embargo al salir pisó un pedazo de cuerda accidentalmente,  la cual abrió una puerta hacia un enorme sótano y bajó cautelosamente donde vio un laboratorio que de  paquetes de aproximadamente dos libras de una sustancia blanca.

Carlos escucha  pasos y se escondió detrás de un montón de fardos,  introduciéndose un paquete en el bolsillo derecho del chaleco y vio al hombre del sombrero negro y el antifaz  agarrar a su hermana y salir con ella del sótano  para luego subirla sobre la cama y le dice -voy a purificarte ante de enviarte al más allá y Elena a pesar de estar amarrada y con la boca sellada por tape se resiste a ser violada y Carlos atacó al hombre de sorpresa enfrascándose ambos en una lucha a muerte.

El hombre del sombrero negro al ver su desventaja saco una navaja e intento degollar al joven que ágilmente bloqueo el sablazo con una cubeta y la navaja cayó al suelo donde Carlos por su juventud  atrapo primero  la navaja llevándole de cuajo el dedo mayor al violador y  con una silla de madera   le dio un golpe dejándolo inconsciente, entonces  desamarró a su hermana recogió el dedo y se lo metió en el bolsillo derecho para llevarlo como evidencia ante el alcalde y que este actuara para atrapar a esa banda que  además de raptar niños para venderlo como esclavos sexuales a  degenerados con dinero, también empacan una sustancias desconocida.

Los hermanos corrieron por horas tratando de salir del bosque, pero no encontraban la salida, hasta que algo le golpeo la cabeza Carlos, dejándolo inconsciente.

Carlos despertó en su habitación y salió corriendo hasta la sala donde vio a su hermana y madre charlando animadamente y dijo – ¿Cómo llegamos a la casa? La madre y la hermana se miraron en silencio y el insistió mirando fijamente a Elena le dijo – ¿No recuerdas? – ¿Recordar qué?. Respondió la joven  – Te secuestraron y yo te salvé. – ¡Que tontería! Otra vez la misma pesadilla.

Carlos las abrazos aliviados sintiendo un consuelo de que todo fuera un sueño, entonces se bañó y  fue a su trabajo como de costumbre.

Desde que llegó el alcalde le dijo – Carlos necesito que vaya a la ciudad a un encargo que solo tu puede hacer por mí. – Con gusto señor ¿Dígame de que se trata la misión? El alcalde respondió señalando 4 sujetos de más de 250 libras cada uno – Ellos te dirán en el camino de que se trata.

Los cuatro hombres y Carlos se montaron en silencio en un minibús negro cerrado, mientras el alcalde le decía Adiós mostrando su mano derecha, abierta como un abanico.  Carlos al ver la mano del sindico sintió un escalofrió de muerte,   El joven metió las manos  en los bolsillos del chaleco  y  confirmó que  en ese viaje lo enviarían al cielo sin pasar por go,  ya que  de su bolsillo derecho palpó aquel paquete  de polvo blanco  y del derecho sacó el dedo que faltaba de la mano del alcalde.

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