El ministro de educación Roberto Fulcar ejerce un sutil tipo de tortura entre los ex empleados de educación que desistan por cansancio de sus prestaciones laborales.
La tortura del ineficiente ministro de educación concite en mandar al enorme ejercito de desvinculados a la contraloría general de la República a que esos infelices hagan una enorme fila en el tetero del sol con otros compañeros que vienen de todas las provincia del país
Cleotilde Florián, quien trabajó como conserje durante 19 años en una escuela de la provincia Independencia. Salió de madrugada desde la descubierta a Santo Domingo para buscar la certificación. Ella sufrió un desmayo en la fila, porque a la 3 de la tarde no se había desayunado por no perder la oportunidad de entrar ese día a la contraloría.
Un señor de apellido Marcelino Moncion , quien había sido nombrado como conserje en una escuela de su natal provincia de Monte Cristi por gobierno de Hipólito perdió su turno para ir a comprar la pastilla de la presión que se olvidó tomarla antes de salir para la capital y ya estaba sintiendo un persistente dolor de cabeza.
Cuando un ex empleado de educación logra llegar a la mesa del estacionamiento de la contraloría, una joven le dice, que para darle una certificación deben volver a la regional donde trabajaban y pedir una certificación para ellos poder hacerle la correspondiente a la contraloría.
El Ministro de Educación Roberto Fulcar es reconocido como el hombre que canceló a directores regionales que habían ganado los puestos por concursos para repartirse esos cargos con amigos de la presidente de la ADP y allegado a él, también la sociedad lo señala como el ministro de la Tablet y laptops sobrevaluadas.
En Santo Domingo Este se dice que los ex empleados cancelados de esa demacración son sustituidos por botellas que mandan siniestro grupo de la 4J, que según algunos reportajes es un grupo encabezado por acosadores sexuales y promotores del nepotismo y el desorden institucional