Presidente Abinader extiende por 20 días más el negocio que golpea al pueblo
Julio Abreu, residente en Katanga se levanta a las 4:AM y luego de bañarse y beber una taza de café, se monta en su vieja camioneta rumbo al mercado de la avenida Duarte para suplir el negocio de vegetales que tiene en el mercado de Los Mina.
Poco antes de la 5: cruza el puente a cambio de pagar 500 pesos a las autoridades que están de servicios, porque está en horario de toque de queda.
Los 500 pesos extra que él y todos los comerciantes pagan por cruzar los puentes se los aplican al costo de la mercancía y ciudadano termina comprando la comida más cara.
Vanesa trabaja de viernes a domingo y sale a la 6:00 de la tarde de su trabajo, pero los sábado y los domingo debe regresar a su casa en taxi para no quedarse atrapada en el toque de queda y con el agravante que los Uber duplican el precio cuando se acerca el toque de queda.
La estúpida y mal intencionada medida del toque de queda mantiene a las personas serias y de trabajo en un estado de zozobra que le está destruyendo la salud, mientras los delincuentes están haciendo su agosto en noviembre.
El toque de queda era medida oportuna y eficaz cuando todas las actividades económicas estaban cerradas, pero en un momento donde hasta los cines están abiertos no se justifica.
El Metro se llena en hora pico con la gente parada casi besándose, los cines abiertos, los restaurantes también, el gobierno promoviendo que la gente se endeude para aglomerarse en las piscina de los resorts, mientras le confiscan el vehículo a cualquier persona que por alguna razón no pudo circular ante del toque de queda.
El lunes el gobierno permitió que un partido aglomerara miles de personas en un lugar cerrado y al otro día el presidente Luis Abinader anuncia que el negocio del toque de queda seguirá golpeando por 20 días más a los ciudadanos de trabajo y que las amas de casas seguirán recibiendo el daño colateral de los altos precios en los productos de primera necesidad