¿Qué se aprende en 59 años?

Por Ramón Peralta

Hoy, 15 de agosto, hago balance y confirmo una vez más que la felicidad es la suma de momentos vividos y el 90% de mi vida ha sido plena de felicidad. Hoy doy gracias a la vida por lo afortunado que he sido. No tengo dinero y me siento millonario porque he hecho todo lo que he querido en mi vida, absolutamente todo.

En estos 59 años he aprendido que el dolor por la ruptura de un amor es pasajero. Aprendí que el amor que se pierde se recupera con otro amor o vive en el recuerdo de los buenos momentos. Con el tiempo, incluso la ruptura se recuerda con agrado.

Entre tantos refranes en contra de la amistad verdadera, aprendí que soy el hombre más afortunado por los buenos amigos que tengo. Tengo tantos amigos sinceros que a veces pienso que estoy soñando. Aprendí que hay más personas buenas que malas.

Hoy paso balance y 59 personas me dicen que soy soy su mejor amigo.

En 59 años he aprendido que cuando dos personas están hablando en voz baja y me miran, no están pensando en mí ni están criticando mi persona. Aprendí que no soy el centro del universo y aprendí a ser feliz si algún ser querido no me invita a la fiesta de su cumpleaños. También aprendí a no molestarme por las malas opiniones de los demás.

Aprendí que las críticas públicas no aportan, que las críticas verdaderamente sanas y útiles son aquellas que se hacen en silencio. Los elogios sinceros y públicos son estímulos para ser mejores.

Aprendí a no compararme en mi asociación o en mi empleo, ni a envidiar el salario de otro o a lamentar si un empleado llega tarde y yo soy llamado a la oficina. Aprendí a hacer mi trabajo sin criticar al otro.

En 59 años aprendí que la pobreza es el arma que usa el diablo para que sus políticos puedan lucrarse y fortalecerse. Aprendí que la pobreza es un estado mental que se puede superar con perseverancia, creatividad, determinación y humildad.

En 59 años aprendí que la estupidez más grande es pelear con un amigo por diferencias políticas o por pensar diferente a nosotros. Aprendí que ningún militante político es tránsfuga o traidor a sus ideales. Quienes traicionan a su militancia son las propias cúpulas, que terminan siendo iguales a aquellos a quienes enfrentaban.

En 59 años aprendí que el ser más pobre es aquel que roba los fondos del pueblo, que el hombre más pobre e infeliz es aquel político millonario que necesita un cargo para seguir robándole a la gente.

En 59 años aprendí que hay más políticos honestos que corruptos.

En 59 años aprendí que la timidez es un obstáculo que Satanás utiliza en el ego de aquellos perfeccionistas, pero que se puede vencer. Cuando nos despojamos de la timidez para hacer el bien, nos convertimos en triunfadores y vencemos al mismísimo enemigo malo.

En 59 años aprendí a dar solo elogios verdaderos y abundantes, ya que todos alrededor tienen algo bueno digno de elogio.

Aprendí que los tiempos actuales son mejores que hace 50 años y que los jóvenes de hoy son mejores que los de mi generación.

Aprendí que no hay amigos perfectos y que los defectos los hacen más interesantes.

Aprendí que leer da felicidad, pero no tanto como la dicha de escribir.

Aprendí que la  unica  felicidad mayor que  escribir para un hombre ,  es ser  amado por una mujer.

Los mas grande que ser amado por una mujer es ser adorado por dos hijas como Nicole y Linette.

Aprendí que las personas especiales nacen en agosto, los demás en cualquier otro mes del año.

En 59 años aprendí que fui viejo a los 20  y que hoy soy mas joven que cuando tenía 16

En 59 años aprendí tantas cosas que necesitaría vivir otros 59 años para enumerar todo lo que he aprendido hasta el día de hoy.

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