La narrativa política y el Salón de la Fama del Béisbol de Grandes Ligas 1 de 2
Por Ramón Peralta
Los amantes del béisbol que vieron la película 61 sobre la batalla de jonrones entre Mickey Mantle y Rogers Maris en el año 1961 cuando ambos perseguían la marca de jonrones impuesta por Babe Ruth en 1927.
En esa batalla se evidenció una comunicación política neoyorkina dedicada a preservar la imagen de un héroe antiguo y elevar a esa categoría al nuevo ídolo de la ciudad, pero debían vencer a un villano que amenazaba desenterrar los huesos del padre del deporte rey.
En la narrativa de la prensa norteamericana, el popular Mickey Mantle era el único que merecía el honor de romper la marca del Bambino, ya que era un auténtico representante de los Yankees. Todos sus años en esa organización, ganador de la triple corona en 1956, el jugador que daba los jonrones más largos de la historia y el corredor más rápido de Home a primera.
El villano era un hijo de inmigrantes croatas llamado Rogers maris, quien en sus primeros años había jugado en Cleveland y Kansas, lo cual probaba que era un usurpador del uniforme blanco con rayas oscura, alguien indigno de ser un verdadero Yankees.
Quienes vieron la película notaron que la narrativa política de la época dejó entrever que MM no rompió el record primero que Maris por una infección o lesión en la cadera por una mala práctica médica , pero quienes observaron más ellas de sus narices , percibieron que MM se agravó su salud por ir en busca de un médico que colocaba una inyección mágica. Con estos no quiero decir que en esa época usaban los esteroides de ahora, pero se puede pensar que los peloteros usaban cualquier sustancias que le recomendaran con tal de mejorar el rendimiento, evitar dolores o luchar contra el cansancio.
Muchos de los grandes jonroneros murieron a edad temprana, lo cual pudieron ser daño colaterales de algo que usaron para el rendimiento. MM podía amanecer con dos mujeres, beberse dos litros del Whisky y al otro día dar dos jonrones y hacer jugadas espectaculares en el Jardín Central.
Hay sospecha de que usaron sustancias extra para su rendimiento, pero en cualquier estado de derecho nadie es culpable hasta que no se le pruebe lo contrario y sí tomamos en cuenta esa lógica para todos los sospechosos, entonces asumiremos que Bond, Sosa y Clemens deben ser tratado iguales a todos los demás peloteros que están en el Salón de la Fama.
En el caso de que los cronistas tomen como válido que ese rendimiento anormal fue por esteroides, aun sin pruebas, tampoco tendrían razones para excluirlo del salón de la fama, ya que los esteroides fueron prohibido a partir de la temporada del 2004, desde ante del 2003 ellos tenían los números para ingresar al Salón de la Fama y lo que no es prohibido es lícito. O sea que los esteroides es una excusa perversa para que el establishment deportivo imponga su narrativa política que le permite preservar sus grandes héroes gringos al estilo Capitán América.
EEUU es la principal potencia nundial, la cual usa el cine y e espetaculo deportivo como propaganda de que es el país elegido por Dios para combatir el mal en todos los lugares del planeta y los objetados no cumplen con el estandar politico del americano modelo que ellos quieren proyectar
En el próximo articulo explicaremos el último párrafo de este escrito y la razones del ingreso de la estrella David Ortiz y la negativa a las megas super estrellas de Sosa, Bond y Clemens