A mi adorada Daysi en su cumpleaños
En una noche llena de emociones y suspenso, entre el vaivén de las jugadas y el palpitar de mi corazón, celebrábamos la serie del Caribe, donde el Licey se convertía en el protagonista de mis alegrías. El juego era intenso, y mientras disfrutabas del espectáculo deportivo, una corazonada me hacía sonreír con la certeza de que la victoria estaba cerca.
La medianoche llegó, y con ella, un nuevo día iluminaba el mundo. Silenciosamente me dirigí a la habitación, donde descansaba mi adorada Daysi. Allí, en la penumbra, contemplaba a la mujer que había compartido conmigo la llegada de su medio siglo de vida lleno para mí de amor y felicidad. Sus ojos cerrados, como si guardaran secretos de sueños que la nueva jornada revelaría.
Con cuidado, le susurré felicidades, evitando despertarla. Me acosté a su lado, sumergiéndome en el abrazo de recuerdos y momentos felices que juntos habíamos construido. Intenté recordar momentos difíciles, pero la magia de su presencia borraba cualquier sombra, dejando solo espacio para la luz del amor compartido.
Al despertar a las cinco de la mañana, los ojos de Daysi me miraban con amor. Al desearle feliz cumpleaños, noté una red que cubría su cabeza. Sin dudarlo, retiré la malla para acariciar su cabello largo, aún no teñido, como un testimonio de la experiencia y las canas que anhelaba mostrar un día. Ella me agradeció con dulzura mis felicitaciones y, curiosa, preguntó por el resultado del juego.
Con emoción en los ojos, le anuncié que el Licey había ganado. Su abrazo agradecido fue la primera muestra de gratitud en ese nuevo día. «Gracias, amado esposo, por regalarme tan temprano este regalo de cumpleaños», expresó con ternura.
Sin embargo, la verdadera sorpresa aguardaba cuando, al quitarle la malla, descubrí que Daysi se había cortado el pelo. El cabello largo que un día me conquistó y que, al verla con un corte más corto, confirmó que el amor que sentías por ella iba más allá de la apariencia física. Admiro su valentía y la encontré aún más hermosa al llegar a los 50 años con el pelo recortado.
Esa muestra de independencia, de tomar decisiones sin consultar, solo aumentó mi admiración y pasión por ella. En este día especial, al cumplir medio siglo de vida, mi amor por Daysi creció aún más. Deseándole salud, paz, amor, prosperidad y una larga vida, expreso el anhelo de permanecer siempre a su lado. Que el tiempo no desvanezca nuestro lazo, y que, cuando llegue el día en que yo parta y le diga adiós a la vida, sea en el abrazo amoroso de la mujer que ha sido mi compañera y amor de los mejores años de mi vida